La era de los automóviles no se explica sin la notable influencia de Karl Benz, un ingeniero alemán que pasó a la historia: en 1886, cuando construyó el primer vehículo impulsado mediante combustión interna. El Benz Patent-Motorwagen sentó precedente para los modelos posteriores, adaptados a la tecnología de la época.
Cuando el inventor nació el 25 de noviembre de 1844 en el Gran Ducado de Baden, hace ya 179 años, la mayoría de los carros funcionaban a través de tracción animal. Su vocación estuvo clara desde pequeño: era fanático de los ferrocarriles y su familia le proporcionó la mejor educación posible. Así, obtuvo su título con apenas 19 años y se sumó a una compañía ferroviaria en la ciudad de Karlsruhe.
La extenuante jornada de trabajo, de alrededor de 12 horas, además de una serie de tragedias familiares, lo obligaron a renunciar al poco tiempo de haber iniciado su labor. Después de casarse y de hacer escala durante un breve período por Viena, regresó a la nación germánica y se asoció con August Ritter para vender material mecánico.
El primer auto de la historia: de la falta de inversión a la patente que sentó precedente
De todas formas, las deudas pusieron en jaque a la pequeña empresa, que había tenido que entregarle sus activos al banco. En una etapa de vacas flacas, Benz emprendió su desafío más importante: se propuso construir un motor de combustión interna de dos tiempos, alimentado por gas. Tras un año de esfuerzo, su producto funcionó sin reparos y fue probado en la Navidad de 1879.
Sin embargo, en un inicio, el ingeniero no contó con los avales suficientes para fabricar su creación de manera masiva. Recién pudo hacerlo cuando conoció al fotógrafo Emil Bühler, que se puso a disposición para hacerse cargo de los costes de manufactura. Otto Schmuck, un empresario de la zona, también se sumó a la iniciativa.
Todo se rompió cuando el hombre de negocios quiso realizar algunas modificaciones en el diseño básico del motor, algo que no le sentó bien al inventor. Por ello, cuando Benz desafió a los otros miembros de la firma y aseguró que sería capaz de hacer mover a un rodado por sí solo, lo obligaron a renunciar.
Sin dinero para continuar su proyecto, lo salvó su afición al ciclismo: Max Kaspar Rose y Friedrich Wilhelm Esslinger, que compartían la misma pasión, vieron el fuego sagrado en los ojos del alemán y también lo acompañaron en la travesía de la fundación de una nueva empresa. De esa manera, Benz & Cie. vio la luz en 1883.
En otoño del año siguiente, el ingeniero empezó a desarrollar una propuesta más ambiciosa, de cuatro tiempos y a nafta. Aún así, el problema radicaba en pergeñar un vehículo que nunca antes se había ideado: en tiempo récord, pensó un prototipo de carro con tres ruedas, una dirección con sistema de piñón y cierre, una marcha, un armazón tubular y ruedas de radios.
El primer ensayo fructífero fue en 1885 y recién en noviembre de 1886 recibió el visto bueno para obtener la patente. Curiosamente, casi en paralelo, Gottlieb Daimler estaba efectuando el mismo proceso en la ciudad de Stuttgart: no se conocían entre sí, pero estaban a apenas 100 kilómetros de distancia.
El primer auto de la historia: el proyecto paralelo de Daimler que Benz desconocía
Entre sus invenciones había algunas diferencias: la de Daimler -realizada junto a Wilhelm Maybach- era con un motor más pequeño, más ligero y más potente, pero utilizado sobre un vehículo de dos ruedas. Incluso, ya había analizado motorizar barcos y aviones. La comercialización también fue dispar: el rival de Benz aprovechó algunos contactos para firmar acuerdos de licencia en Francia y Gran Bretaña.
Sin embargo, la mujer de Karl fue la protagonista del primer viaje largo a bordo de un automóvil de ese estilo, un hito que todavía hoy se recuerda: recorrió 180 kilómetros entre Mannheim y Pforzheim con la excusa de que sus dos hijos fueran “a ver a la abuela”. Bertha se transformó en la primera mujer en conducir un coche.
Insólitamente, los pioneros del automóvil nunca llegaron a verse las caras y la fusión de ambas compañías, que se llevó a cabo allá por 1926: Gottlieb ya había fallecido seis años antes y Benz lo haría en 1929. Actualmente, Mercedes Benz mantiene a los dos genios unidos en una misma empresa, cuya área de operación es mundial.