Como siempre decimos en las notas relacionadas al mantenimiento en este ámbito, invertir en prevención no sólo es invetir en seguridad sino también es invertir en tranquilidad. El mantenimiento debe hacerse regularmente y con un mecánico profesional y de confianza.
Causas que provocan una pérdida de aceite
Las pérdidas, o fugas, de aceite son uno de esos males que, si lo vas dejando pasar se puede transformar en un problema serio.
- Falta de lubricación y mantenimiento juntas.
- Carter en mal estado.
- Mangueras o conectores averiados.
- Mal funcionamiento de válvulas vaporizadoras o re-circulatorias.
¿Cómo detectar las fugas de aceite?
Hay varios síntomas que revelan pérdidas de aceite, desde los más sencillos y visibles, hasta fallas generalizadas en el auto:
- La típica “huella” de aceite que el auto deja al estacionarlo.
- Suciedad y aceite excesivo en el vano motor. Puede venir de cualquier lugar.
- Calentamiento excesivo del auto. Al no tener aceite, lo metales incrementan su rozamiento; acá comienza lo peligroso.
- Acumulación de partículas sucias en el escape.
Si no prestate atención a ninguno de los problemas anteriores, lo próximo que va a pasar es que empiecen problemas mecánicos “pesados”.
¿Cómo solucionarlo?
Esperando que los daños sean los menores, habrá que hacer una revisión de todo el motor. Una vez detectando el punto de fuga, comenzar desde ahí. Donde se encuentre la pérdida, por gravedad el aceite terminará en el piso, pasando por el eje, caja, subchasis y suspensión, por eso es recomendable lavar todo correctamente para detectar mejor por dónde sale el aceite.
De acuerdo al problema tendrás que hacer lo siguiente:
- Cambio o arreglo de carter. Se recomienda reemplazar la junta y sellar bien en la instalación.
- Si la pérdida se encuentra en la tapa de cilinbdros es recomendable desarmar todo y cambiar la junta.
- Según el kilometraje del auto, reemplazar juntas, sellados, mangueras y conectores.
- Limpiar el sistema de lubricación con ayuda de un aditivo especial y reemplazar el filtro de aceite por uno nuevo, para luego si llenar a los niveles indicados.
Dato importante: Recordá que el mantenimiento y la prevención son las mejores herramientas para incrementar la durabilidad de tu auto, así como el rendimiento de tu billetera.
Los cuatro líquidos que se deben chequear habitualmente además del aceite
- Líquido de dirección: este líquido sólo se debe comprobar en los autos que tienen dirección asistida hidráulica o electrohidráulica –los más antiguos– no siendo necesario en los vehículos con dirección eléctrica. Se recomienda su revisión al menos una vez al año.
- Líquido de frenos: A medida que su eficiencia disminuye, la distancia de frenado se alarga. Debido a su importancia, es recomendable revisarlo con frecuencia, a ser posible varias veces al año y especialmente cada 10.000 kilómetros.
- El cambio del líquidos de frenos se debe realizar cada dos años o según indique el fabricante. Al igual que con el aceite y el refrigerante, también se recomienda su revisión con el motor en frío. En cualquier caso hay que comprobar el manual de mantenimiento del vehículo para certificar la norma del líquido de frenos a utilizar.
- Limpiaparabrisas: Aunque puede parecer menos importante, no lo es. El líquido limpiaparabrisas nos ayuda a tener una mejor visibilidad cuando es necesario, siendo especialmente útil en los días de lluvia o cuando el cristal está muy sucio y el sol da de frente. Hay que comprobarlo con frecuencia para que no falte cuando más se necesita.
- Refrigerante: Absorbe el calor generado por el motor y se encarga de sacarlo fuera del vehículo a través del radiador. Si no se comprueba con frecuencia y los niveles son muy bajos, puede llegar a afectar al moto, dado que la temperatura de funcionamiento subiría en exceso. Hay que revisarlo con frecuencia y en cada revisión de mantenimiento. Se debe comprobar con el motor en frío.