“Ferrari” es la película de Enzo, el hombre detrás del fabricante de automóviles. Su estreno, previsto para el 14 de diciembre, genera muchas expectativas. Por el repaso de la vida del creador de la marca de autos más admirada del mundo, por el reparto de actores y la presencia del director Michael Mann como sello de garantía cinematográfica, y por algunas historias que atravesaron la obra de Il Commendatore, algunas con Juan Manuel Fangio como protagonista.
La biopic es protagonizada por Adam Driver -en la piel de Enzo Ferrari– y Penélope Cruz. Narra lo que pasó en el verano de 1957, cuado don Enzo se se encontraba en bancarrota y con graves problemas.
En esta crucial etapa, Ferrari tomará decisiones arriesgadas, y acabará apostándolo todo en una única carrera que atraviesa 1.000 millas a lo largo de toda Italia, la icónica Mille Miglia. Pero no fue una competencia más, sino que terminó en una tragedia cuyo protagonista vio venir.
Se llamaba Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, más conocido por su título de marqués de Portago, también como Alfonso de Portago. Fue este piloto aristocrático el que perdió la vida en aquella carrera el 12 de mayo de 1957.
Portago era un apasionado del deporte, especialmente del deporte de riesgo. Un aristócrata, enamorado de la buena vida, que arriesgó su vida en múltiples ocasiones. Fue el primer piloto español de Ferrari y el primer ibérico en lograr un podio en la historia de la Fórmula 1, que se ganó el respeto de estrellas como el propio Fangio o Stirling Moss.
La desesperada carta a Juan Manuel Fangio
El nacido en Londres pero naturalizado español venía haciendo un buen papel en la Fórmula 1 y su objetivo era competir en el Gran Premio de Mónaco. Pero no llegó. Antes, el propio Ferrari le hizo correr la Mille Miglia, la recreación histórica de una prueba automovilística que el mismísimo Enzo describía como “la carrera más bella del mundo”.
Eran 1.600 kilómetros de recorrido de ida y vuelta desde Brescia hasta Roma, con un trazado de lo más variado, pasando por algunas de las ciudades más bonitas de Italia como Verona, Ferrara, Rávena, Gambettola, Siena, Florencia, Reggio Emilia o Cremona.
“Si muero mañana habré vivido 28 maravillosos años”, aseguró Fon de Portago en una entrevista un día antes de la carrera. Al otro día perdía la vida. La noche anterior dejó escrita una carta a Juan Manuel Fangio.
“No quería correr, pero Enzo Ferrari me ha obligado a hacerlo. Ojalá me equivoque, pero tal vez vaya a una muerte temprana. No me gustan las Mille Miglia, por mucho que uno entrene y memorice el trazado es casi imposible recordar cada una de las curvas del recorrido y un mínimo error del piloto puede matar cincuenta personas ya que no se puede evitar que los espectadores se amontonen en las rutas”, decía el texto.
Se cree que Enzo Ferrari lo amenazó con no dejarlo competir en la F1 si no tomaba parte en aquella prueba que formaba parte del Campeonato Mundial de Autos Sport, lo que en la actualidad se conoce como el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC, por sus siglas en inglés).
Hubo una advertencia de la escudería a Portago. En una parada en Bolonia, los mecánicos le dijeron que tenía una rueda muy deteriorada y que por ello había cambiarla. Como el trabajo iba a demorar más de lo previsto, el piloto decidió no hacer caso al consejo y seguir.
A la Ferrari 335S -un modelo que se lo conoce como el más caro de la historia de la marca- de Portago y su copiloto Edmund Nelson se le reventó un neumático cuando viajaba a más de 250 kilómetros por hora. El auto se despistó, fue partido en dos al ser atravesado por un poste telefónico y los restos de la Ferrari impactaron en una zona donde había espectadores de la carrera.
Además del español y su acompañante, fallecieron decenas de civiles que estaban presenciando la competencia al costado del camino, entre ellos chicos. Enzo Ferrari y los responsables de la marca de neumáticos Englebert fueron acusados de homicidio involuntario, aunque cuatro años más tarde fueron absueltos.