Aquella solución que empezaron a mostrar hace algunas décadas los autos deportivos que llegaban desde Europa, comenzó a calar -lenta y lamentablemente- en varios modelos fabricados en el Mercosur: se trata de la famosa rueda de auxilio temporal, conocida también despectivamente como «galletita».
Con el correr de los años, esta práctica fue abarcando a cada vez más modelos del segmento compacto y mediano, y el discurso de las automotrices ante esta «solución» es unánime: «es con la finalidad de ganar espacio de cargan dentro del baúl».
En algunos casos, se podría tomar como una verdad inobjetable. Sin embargo, al levantar el piso interno del baúl de muchos modelos se observa que hay suficiente espacio como para colocar un neumático convencional.
Basta con repasar los autos más vendidos de la Argentina durante los últimos años: un Peugeot 208, Fiat Cronos, Volkswagen Polo, Chevrolet Onix, Renault Sandero y Honda HR-V, por citar algunos ejemplos, se sirven de una rueda de auxilio temporal.
Las ruedas temporales en países como Argentina
Lo que queda en evidencia, es que las ruedas de repuesto de uso temporal nacen de la necesidad de las automotrices de bajar costos y, en modelos muy puntuales (los deportivos), de reducir el peso, aunque esa clase de vehículos normalmente no disponen de rueda de auxilio y en su reemplazo aparece un kit de reparación o las cuatro titulares son del tipo run flat.
Como sea, esta solución puede resultar lógica para la realidad del usuario europeo, pero en países como el nuestro con una geografía tan vasta en la que a veces los ciudades (y, por ende, los talleres, agencias o gomerías) están a muchos kilómetros de distancia, reparar una rueda pinchada o agrietada puede ser un problema grave.
Qué cuidados tener con el auxilio temporal
Si tu auto es relativamente nuevo y nunca tuviste la curiosidad de revisar qué tipo de rueda de auxilio equipa, seguramente te sorprendas al encontrar un sticker estampado en la llanta que reza «velocidad máxima 80 km/h» o «Temporary use only».
Es que esa es una de las principales complejidades de las ruedas de este tipo, ya que se pueden utilizar durante una distancia y a una velocidad determinadas; normalmente, permiten recorrer hasta 200 kilómetros y en velocidades de hasta 80 km/h, aunque existen otras, que son más parecidas a las titulares, y en esos casos los valores tope son diferentes.
Estas restricciones tienen que ver con que, al ser de otra calidad, peso y tamaño que las titulares (pese a que compensa la pisada del vehículo), la adherencia en determinadas circunstancias es limitada y puede comprometer la seguridad de los ocupantes. A propósito de esto último, jamás se debe colocar el auxilio temporal en el tren de rodaje que se encarga de la motricidad, siempre hablando de los autos con tracción simple.
Neumáticos run flat y kit de reparación
Por su alto costo, estas dos opciones son más recurrentes en modelos deportivos o de marcas premium. Pero también se ve en vehículos con carrocería monovolumen o SUV con capacidad para siete pasajeros. Esto resulta lógico ya que al haber una tercer fila de asientos es físicamente imposible colocar allí un neumático de emergencia: en algunos casos las terminales proveen de uno colgando debajo del chasis (a la vista), como tienen las pick-ups.
Los neumáticos run flat son a simple vista cauchos convencionales, pero su estructura interna está reforzada. Ante una rotura, esa banda le permite al conductor seguir manejando pese a que el neumático no tenga la suficiente presión de aire.
Lógicamente son más resistentes que los convencionales (también más caros) pero el problema surge en el uso cotidiano, dado que son naturalmente mucho más duros y pesados, por la cantidad de goma suplementaria que llevan y esto influye en algunos parámetros del vehículo como consumo de combustible, comportamiento dinámico y confort de marcha.
En cuanto a los kit de reparación de pinchazos, se puede decir que son una opción claramente más económica que la anterior: en la Argentina lo equipan el Ford Mustang Mach-E o el nuevo DS3, por citar algunos ejemplos. Consiste en un compresor que inyecta dentro del neumático un compuesto químico sellador y aire: el líquido tapa la abertura que genera el problema y el aire le devuelve la presión al neumático.
Este sistema sólo sirve si tenemos una pinchadura pequeña. Ante una considerable rotura en la banda de rodamiento el kit no podrá hacer nada y nos quedaremos indefectiblemente en manos de un remolque, cuya llegada puede demorar horas. Un dato no menor en los tiempos que corren en nuestro país, donde las aseguradoras ahora no tienen la obligatoriedad de prestar servicio de grúa.
Consejos para salir de viaje con cierta tranquilidad
Por más cuidados que se tengan al volante, nadie está exento de tener un imprevisto con un neumático. Más allá de la bronca del momento, sólo es cuestión de arremangarse, contar con las herramientas necesarias (llave cruz y crique) y reemplazar la goma pinchada por la rueda de auxilio.
Si esto ocurre en un ámbito urbano podremos seguir con nuestro asuntos. Pero si sucede en la ruta y lejos de un lugar donde se pueda tener la certeza de la reparación, la situación se puede poner mucho más compleja, sobre todo si se rompe un neumático delantero y el auto es tracción delantera, ya que habrá doble tarea: sacar la rueda trasera del lado correspondiente, colocar la misma en el tren anterior y después colocar la «galletita» en el eje posterior.
Por todo lo expuesto anteriormente, lo recomendables es invertir en una rueda idéntica a las titulares, sea con llanta de chapa o aleación. Lo más importante es que respete las medidas y sirva de reemplazo.
En la gran mayoría de los autos hay espacio suficiente para colocar un neumático de auxilio en el vano ubicado debajo del baúl. De lo contrario, se pueden aplicar algunos trucos para elevar el piso resignando espacio de guardado pero ganando tranquilidad.