Hay marcas que están seguras de que están disponibles y diseñadas para hacer historia en el mercado de la automoción moderna. Por ello, no hay tiempo que perder y en un momento donde están recuperando su mejor momento y estabilidad económica y financiera tras la salida de la pandemia. Este es el caso de Porsche, que ha asegurado que ahora es el momento del principal cambio, y lo hará con un ligero encarecimiento de sus vehículos con la intención de estar a la vanguardia en toda la tecnología y prestaciones. Su meta es clara: ser la referencia.
Para ello, lo primero que han hecho no ha sido otra cosa que anunciar una nueva generación del Porche Cayenne, el cual vendrá con una equipación completamente eléctrica y será producido en la nueva plataforma SSP, una estructura pensada para los vehículos eléctricos de mayor tamaño del grupo. Para verlo en acción tocará esperar al 2026, momento en el que se verá la nueva generación en funcionamiento. En ese sentido, todavía queda claro de que esta gama eléctrica se complementará con los nuevos Macan eléctricos, el Macan y el 718 Cayman o Boxster con la misma tecnología.
Ante esta situación no queda duda de que es muy factible que este tipo de coche no tenga un gran margen de beneficio y es que su precio es muy elevado y competitivo. Para ello, estos modelos se deben al gusto e interés que tienen los clientes respecto a los SUV y eléctricos. Para que os hagáis una idea, en 2022 se vendieron 95.604 unidades de Porsche Cayenne.
A pagar
A simple vista, en la hoja de ruta el grupo espera que en 2030 se vendan el 80% de los coches puramente eléctricos. En ese sentido, se estima que los coches eléctricos sean entre un 10 y un 15% más caros que los coches térmicos de combustión. Ahora toca ver hasta que punto es finalmente productivo este tipo de vehículos y su rendimiento. De este modo, el grupo se enfrenta a uno de los cambios más importantes que se recuerdan en mucho tiempo y esperan consolidarse en la nueva era de la automoción.