Los cambios que se ha estado implementando en los últimos años en la Unión Europea ha generado que en un momento como el actual, se produzca un entorno innovador en el que muchas marcas van a apostar por un nuevo tipo de modelo mucho más completo y competitivo, el cual tendrá un tipo de movilidad urbana sin emisiones. Esta conocida Euro 7, que empezará a estar en vigor en 2025. Ante esta situación, muchas marcas se han visto obligadas a introducir tantos cambios internos que nos obligará a pagar más de 2000 euros en los próximos modelos que salgan a la venta.
Desde Volkswagen España, Francisco Pérez Botello, ha reconocido que existe un alto riesgo en el caso de que se produzca el cierre de la línea de producción y de algunas fábricas o plantas de automoción cierren con la intención de reducir todavía más la huella de carbón. Este tipo de encarecimiento se verá especialmente en esos coches que tienen un precio mucho más reducido, como es el caso de ellos de unos 18.000 euros, frente al de los 50.000 euros, algo que afectará especialmente a esos usuarios que tienen una renta más disminuida.
De este modo, todo hace pensar que los coches pequeños o medianos que se produzcan en España corren peligro y al mismo tiempo se produzca una caída de más del 20%. No hay que olvidarse de que en ese sentido, se produce un contrasentido siempre que se produzca la reinversión propia del mercado, con la intención de producir un 4% de la reducción de los coches y en su emisión de carbono.
La contradicción pura
Uno de los principales problemas que se ha visto recientemente es que existe un gran interés en la producción de coches que emitan un 5% menos de contaminación, a la vez que se mantiene un tipo de mercado automovilístico que es el más viejo de Europa. Dicho de otra manera, no hay que perderle el miedo a la producción de un tipo de coches mucho más sostenible y que apueste por el medio ambiente, aunque se debe de centrar la evolución y desarrollo de los coches eléctricos del futuro.